Sapere Aude escribió Immanuel Kant en su ensayo: Respuesta a la pregunta ¿Qué es la Ilustración?, cuya traducción es: Atrévete a conocer o atrévete a saber. La época ilustrada, la época de los philosophe, vista desde el presente, es vista con nostalgia [por lo menos en lo que a mi respecta] pues, la sociedad posmoderna, o al menos, una parte de ella, no se quiere atrever a saber o a conocer, no quiere hacer uso de la razón para así discernir entre lo racional y lo racional, o mejor no vayamos tan lejos, discriminar aquello que es opuesto al sentido común. La sociedad, o una parte de ella, se ha vuelto presa de sus emociones, de sus afecciones, por lo tanto, todo aquel que quiera transmitir su postura en determinada área debe ser tomado en cuenta porque si no la neo inquisición de "ilustrados" te cae encima para cancelarte, debe ser llevado a lo más bajo de la espiral del silencio. Las redes sociales han jugado un papel muy importante en este sentido. [1]
Me siento a escribir estas líneas, pues, el viernes 19 de mayo del presente año, se llevó a cabo un debate entre el Dr. James Tour y el "profesor" Dave Farina, en la Rice University, Houston TX [2]. El debate. si es que realmente fue un debate, tuvo como título: Are we clueless about the origin of life?, que traduce: ¿Estamos sin pistas sobre el origen de la vida? El desmadre, porque eso fue, era para que cada debatiente, mostrase argumentos [premisas y conclusiones] para defender, por un lado, el del Sr. Farina, que tenemos conocimiento sobre el origen y por el otro lado, el del Dr. Tour, que aún no contamos con evidencia lo suficientemente plausible para afirmar que ya sabemos cómo se originó la primera célula capaz de autorreplicarse. No lo quiero aburrir con el tema del debate, me desvío del tema central de este ensayo. Hago esta referencia del debate porque precisamente muestra lo que vive nuestra sociedad posmoderna, un anti-intelectualismo, un culto a la ignorancia, parafraseando a Umberto Eco: estamos en presencia de una legión de idiotas que al tener acceso a una conexión de internet transmiten sus idioteces e incoherencias a un vasto publico digital, lo que antes se quedaba en un bar con unas cuantas de botellas de vino, ahora se expresa en la redes sociales y peor aún, las masas que siguen estos "iluminados" y repiten sus relatos cargados de retórica emocional. Personas como el Sr. Farina, que se hace llamar profesor, sin tener ningún grado académico, abundan hoy en día, el simple hecho de contar con una conexión a internet, al parecer, es algo así como una pastilla que se toma y listo, el conocimiento aparece tal cual un acto de magia. Influencers que saben de historia, ciencia, economía, política, ciencias sociales, se tomaron la Red y que cuya misión es desmontar el relato de que no hace falta prepararse en lo más mínimo en determinada área del conocimiento, ¿para qué?, lo objetivo ya no hace falta, lo subjetivo sí. Se buscan unos cuantos papers, en la red [o mejor Wikipedia] y se toman como referencia para salir a "refutar" y a "refutar" a todo aquel que se atreva a fomentar una idea que vaya en contra de las creencias de algunos de estos influenciadores digitales. Leer un buen libro, ¿para qué? sí en la red está todo al alcance de un clic, pero resulta que la sociedad posmoderna, a pesar de que, si se puede ubicar información valiosa en la red, ignora más y más. Ignorar no es malo, lo que sucede es que, con el paso del tiempo, las palabras se han ido tergiversando de lo que realmente es su real significado. Ya decían los antiguos: Ignorar no es malo siempre y cuando se tenga la voluntad de salir de ese estado de ignorancia. Todos somos ignorantes en las distintas áreas del conocimiento, aquellos que afirman que poseen el suficiente intelecto para saber de historia, ciencias, ciencias sociales, todo a la vez, sin haber pasado por un largo periodo de estudio y de haber cultivado su intelecto, a saber, reflexionando, haciendo anotaciones, criticando, formando ideas y contrastando con la realidad, realmente merecen el título de ignorante, pues, se arrogan para sí premisas y conclusiones que no son producto de extensas jornadas de razonamiento si no que provienen de otras fuentes: la opinión, la retórica separada de la lógica, o simplemente son producto de la constitución emocional de las personas.
Cuando queremos saber, buscamos bibliografía, buscamos a los expertos, leemos sus libros, sus ensayos y reflexionamos toda esa información, pues bien, aquí, a mi juicio, la raíz del problema: En la actualidad, ya no hay expertos, la persona que investiga, que se sienta a analizar sus resultados y los plasma en un libro, ya no merece respeto, con respeto me refiero a que, no hace falta tomar en cuenta lo que digan los expertos en las distintas áreas del conocimiento. Si se establece un relato en la sociedad y todos los siguen, entonces debe ser verdadero; así es el modo de pensar de la gran mayoría en la era posmoderna. Y es así entonces como se ha llegado a un anti-intelectualismo que ha sido capaz de fomentar un culto a la ignorancia. Lo invito a que se pregunte: ¿Cómo los medios de comunicación audio visuales obtienen sus fuentes? ¿Cómo se organizan estas fuentes? Mas aún, ¿Cómo obtienen las fuentes las personas que les proveen de la información a los distintos medios de comunicación? ¿De dónde provienen las fuentes de aquellos que publican en la red? Son preguntas interesantes pues si se hace práctica habitual, con el paso del tiempo, podemos llegar a discriminar información cuyas fuentes no son confiables. Tampoco quiero caer en el extremo del escepticismo, creo en los estándares objetivos, pero también estoy en conocimiento de que los argumentos objetivos son difíciles de encontrar, y precisamente eso es lo que grandes pensadores nos han legado: atrévanse a conocer, atrévanse a leer, a escribir, a reflexionar, a discernir, siempre acompañado de nuestra razón.
Anti-intelectualismo
Es una corriente que postula la idea de que, para estar en conocimiento de algún tema, no se necesita ser una persona cultivada en las áreas de la historia, la ciencia, las artes y la filosofía. Los anti intelectuales sostienen que no se necesitan de estándares académicos para conocer, pues, según ellos, aquellos que siguen una vida académica, conforman grupos elitistas y que no dan cabida a las opiniones del ciudadano común. En este punto se debe aclarar lo siguiente: La opinión está por debajo del conocimiento, por lo tanto, pretender argumentar basado en la mera opinión es peligroso, y es precisamente lo que está pasando en la actualidad, pues las distintas opiniones dan cabida para el relativismo que tanto daño le ha hecho a la sociedad en la actualidad. Popper, en su ensayo En búsqueda de un mundo mejor,[3] arguye que el relativismo es el camino que usa el tirano para difundir opiniones en función de sus intereses personales y que a la larga terminan destruyendo aquello que llamamos civilización. El relativismo imperante en nuestra sociedad hace imposible encontrar valores morales y objetivos pues todo el mundo quiere imponer su propia verdad, no hay verdades, cualquier opinión debe ser considerada como valida, la era de la posverdad ha llegado. Cuesta admitirlo, pero como dice el dicho: No todos tenemos dedos para el piano y es aquí en donde la virtud de cada uno de nosotros juega un papel muy importante.
"Los griegos, desde Sócrates hasta los estoicos, consideraron siempre que las virtudes eran algo objetivo, es decir, cualidades que describen formas de actuar que en sí mismas son correctas."
"Somos libres para hacer lo que queramos, pero no para constituir la bondad o la maldad de lo que llevemos a cabo."
(Joaquín García Huidobro. El anillo de Giges. Pág. 77)
Debemos tener la virtud de conocer nuestros límites. Seremos buenos realizando algunas tareas, pero no en otras, seremos buenos en algunas áreas del conocimiento, pero no en todas. Aristóteles, a mi juicio, el gran filosofo, fue un gran sabio pues dedicó su vida a cultivarse en las artes, la ciencia, la historia, la ética, la política, la metafísica, escribió tratados filosóficos para aprender a pensar y que hoy en día siguen siendo referencia para muchos intelectuales. Por ejemplo; me encanta leer sobre ciencias y economía, he leído a Richard Dawkins, a John C. Lennox, a Mises, Hayek, y puedo tener diferencias con sus posturas, puedo generar una opinión, pero eso no me da el derecho a que, cada vez que lea algo en la cual no estoy de acuerdo ponerme a pelear por el simple hecho de que no estoy de acuerdo. Suena extraño, lo sé, a lo que me refiero es que muchos opinan, pero pocos son los que estudian. Me gusta la música, toco la guitarra en mis tiempos libres, pero eso no me hace un virtuoso comparable con Joe Satriani, me encanta la cosmología y he estudiado cosmología, pero tampoco puedo afirmar que estoy a la altura de Martin Rees que ha dedicado toda su vida a la investigación en cosmología y ha publicado papers y libros. No se entienda esto como un acto de humildad en donde debemos esconder nuestros prejuicios o sentimientos de inferioridad, simplemente es estar en conocimiento de que tenemos límites.
Debemos saber diferenciar entre una persona que se ha hecho experta en algún área del conocimiento, ya sea investigando y publicando, de aquellos que nos gusta leer y aprender de estos temas pero que no nos hemos dedicado a la tarea de investigar siguiendo una carrera académica. Debemos saber que tenemos límites y que somos buenos en una cosa, pero en otras no, aunque sea difícil de aceptar y hiera nuestros sentimientos, pero son verdades que nadie se atreve a divulgar en esta era de la posmodernidad. No se trata de élites, se trata de personas que con pasión siguieron un camino para encontrar verdades, y por otro lado, estamos aquellos que hemos hecho nuestra vida normal, en nuestra rutina de trabajo haciendo un oficio pero que podemos tener acceso a la información que divulgan los expertos y así reflexionar, pensar, razonar, para que podamos construir nuestro propio criterio.
Los intelectuales y la sociedad
Tampoco debemos caer en el intellectualis admirator ciegamente. El otro extremo, el extremo en donde lo que afirme un intelectual es santa palabra. Las ideas están para debatirlas y contrastarlas con la evidencia empírica, con la realidad y así obtener conclusiones sobre el impacto que puedan ciertas ideas en la sociedad, recuerde que el conocimiento una vez que se presenta en la sociedad tiene consecuencias. Las ideas tienen consecuencias nos dice Richard Weaver [4] en un excelente tratado filosófico publicado en la primera mitad del siglo XX. Volvemos entonces a nuestra querida era posmoderna; fíjese usted que muchos de los intelectuales 2.0 han sido puesto en altares, ocupando un lugar divino, en donde lo que afirma no debe ser sometido a la discusión, se debe aceptar y punto, el surgimiento de las neo religiones. Greta Thunberg es un ejemplo; hoy en día es la "experta" en el cambio climático, nunca ha hecho alguna investigación científica en el área del clima, pero tiene marketing, tiene donaciones y sigue la pauta de la Organización de las Naciones Unidas [O.N.U] y listo, el producto perfecto para mover las emociones de las masas, su mensaje ha calado tanto que, sus seguidores practican la autoflagelación como un acto religioso, se torturan pues la gurú del clima Greta ha propagado un mensaje de que nosotros, los seres humanos, somos culpables del apocalipsis climático que se avecina, entonces, debemos hacer cambios drásticos en nuestra forma de vida para no ser parte de esta catástrofe ambiental. Sembrar el miedo, ten miedo, eres culpable, los medios de comunicación son parte de toda esta maquinaria de propaganda. Pero si un cristiano osa decir en público que al único que le deben tener miedo es a Dios, la lista de insultos sería larga y por supuesto: la cancelación cultural. Apuesto a que todos los seguidores de Greta nunca han leído a Judith Curry o a Patrick Moore. [5]
Todos usamos nuestro intelecto, todos somos intelectuales. El ciudadano común, el ciudadano de a pie, aquel que no está pendiente del sistema, aquel que sin importar quién esté a cargo de un gobierno, siempre está pendiente de desarrollar su intelecto para salir adelante. Cuando desarrolla una idea, busca la mejor estrategia para sacarla adelante siempre que tenga las condiciones básicas para lograr sus objetivos. Pero qué hay de esos intelectuales que, sin saber cómo piensa la sociedad, cómo actúa, cuáles son sus intereses, desarrolla ideas que pueden ser bonitas, escritas en un papel puede ser un poema, pero que, al no tener evidencia sobre su impacto en la sociedad, son capaces de seducir a políticos, académicos, a las elites gobernantes, y que pueden terminar en completos desastres. Es este punto el que realmente interesa; prepararse, estudiar, analizar, escribir, discutir con otras personas las ideas, es de gran aporte para el buen desarrollo de la sociedad, pero el hecho de ser intelectual no necesariamente significa que una persona posee la intelligentsia como Thomas Sowell argumenta en su tratado: Los intelectuales y la sociedad. [6]
"La capacidad de lograr y manipular ideas complejas es suficiente para definir un intelectual, pero no demasiado suficiente para abarcar la inteligencia, lo que requiere la combinación del intelecto con el juicio y tener sumo cuidado en la selección de los factores que explican una teoría que pueda emerger según su evidencia empírica."
Resumiendo, y en criollo: Los intelectuales de caviar que sentados en sus escritorios desarrollan ideas que son del agrado de elites para ponerlas en práctica pero que no dan explicación suficiente del impacto en la sociedad, son esas ideas de las que debemos cuidarnos. Los experimentos, como afirman muchos intelectuales, son eso, experimentos en las cuales la sociedad, nosotros, somos los que terminaremos sufriendo las consecuencias de las ideas de estos intelectuales que manejan mucho conocimiento, pero se alejan del sentido común.
¿Y qué hay de las ciencias duras?
En primer lugar, las llamadas ciencias duras pues se manejan en base al método científico, las ciencias duras como la matemática y la física basan sus teorías en la observación, la ecuación de onda de Erwin Schrödinger explica con bastante precisión lo que ocurre en el micro mundo, la relatividad de Einstein explica con bastante precisión lo que ocurre en el macro mundo. A diferencia de las ciencias exactas, la investigación en el área de las ciencias sociales no se puede llevar por el mismo camino que las ciencias duras. En el área de las ciencias sociales o las mal llamadas ciencias blandas: Historia, Economía, etc. de cierta forma se someten mucho a las emociones de las masas. Cuando usted va a un médico por una dolencia, al salir de la consulta lo primero que haría es ir por la receta médica para sanar, y el doctor es enfático y le explica que de no hacer el tratamiento podría correr riesgos y usted no es capaz de salir a reclamar o dejarse llevar por su constitución emocional para no cumplir al pie de la letra con las indicaciones porque sabe que eso le puede acarrear consecuencias peores con el transcurso del tiempo. Cuando se trata de las ciencias blandas, el cuadro pinta distinto. Una persona que propone una idea y esta es capaz de mover la constitución emocional de las masas, no es de esperar que, si alguien sale a contrarrestar esa idea con argumentos sólidos, las personas entre en juicio y rechacen la idea de plano, no, esa idea, al estar involucrada con las emociones de la gente lo más probable es que todo aquel que se oponga sea cancelado. En fin, en el área de las ciencias duras es más difícil cuestionarlas con la simple opinión o involucrando un cuadro emocional. Una persona que se levante un día gritando a todo lo que da que la relatividad de Einstein es una teoría conspirativa, por ejemplo, lo más seguro es que esa persona sea objeto de burlas. En conclusión, por ese lado, las ciencias duras están a salvo, pero no nos alegremos.
Resulta que el método científico es colonizador, es occidental; esa es la hipótesis que algunos intelectuales han lanzado al vox populi, la idea de que el conocimiento logrado a través del método científico no es objetivo pues fue impuesto, por lo tanto, otras fuentes de "conocimiento" deben ser tomadas en cuenta, a saber: el conocimiento de los pueblos indígenas, así mismo como lo lee. Una conferencia realizada en el museo de Ontario, Canadá, se llevó a cabo por parte de intelectuales formados en el "conocimiento" indígena y afirmaron que debe existir paridad entre la ciencia moderna y las formas de conocimiento indígena. No hace falta que me explaye en este punto, ya usted, querido lector, debe saber para dónde va la micro como decimos en criollo. [7] ¿Qué más podemos esperar? ¿A dónde iremos a parar con todo este relato alejado de todo sentido común?
La cosa no se detiene ahí, resulta que los intelectuales también han lanzado la idea de que la matemática tal cual como la hemos aprendido, desde la antigüedad hasta nuestros días, es racista y debe ser desmantelada y construir una matemática que sea equitativa. [8] ¿Entiende algo usted? Menos yo. En esta era posmoderna ya hemos perdido la capacidad de asombrarnos con tantas ideas de intelectuales contrarias a la razón, pero eso no es todo, lo peor es que en la academia existen grupos que se compran este discurso, en las elites políticas también sucede lo mismo y quieren que estas ideas sean puestas en práctica sin tener el más mínimo cuidado de las consecuencias que esto pueda acarrear. En la página de Equidad Matemática se lee, preste atención:
Cinco pasos para una equidad en la enseñanza de la matemática
1.- Desmantelando el racismo en la instrucción matemática
Ejercicios prácticos para que los docentes reflexionen sobre sus sesgos y transformen su forma de enseñar. [La matemática por supuesto]
2.- Fomentar una comprensión más profunda
3.- Creando condiciones para la prosperidad
4.- Conexión de intersecciones criticas
5.- Prácticas equitativas y sustentables
Vaya usted a saber qué significa todo esto, para mi es un discurso cargado de pura retórica emocional. Según estos intelectuales, la lógica es racista y no fomenta la equidad en las enseñanzas de la matemática, por lo tanto, debemos dejarnos guiar más por nuestras emociones que por la lógica a la hora de abordar una solución de un problema matemático. Estos intelectuales de la nueva era se tomaron bien en serio el libro 1984 [9]. Se imaginan, 2 + 2 = lo que te digan tus emociones.
En conclusión, la batalla es en el terreno de las ideas; las ideas que son dañinas para la sociedad versus las ideas que tienen sentido común. Los intelectuales 2.0 que tanto abundan en el mundo digital debe ser puestos al descubierto, existen grandes académicos y excelentes intelectuales que deben ser leídos. Es muy fácil, con una conexión a la red, divulgar improperios en contra de grandes pensadores, debemos estar alerta y saber diferenciar entre los charlatanes, que los hay en cantidades, de las personas que generan ideas que valen la pena para nuestra civilización. Roger Srcuton dijo: "Un conservador sabe que hay que avanzar, pero también sabe que hay cosas que debemos conservar."
Las nuevas ideas, no siempre dan buenos resultados. Incluso, existen personas que proponen ideas con buenas intenciones, pero con buenas intenciones no se solucionan los problemas. Lo que siempre le ha traído buenos resultados a la civilización a través del tiempo porque desmantelarlo por algo nuevo que no se tiene evidencia de que pueda resultar competente. Si las universidades son el centro del saber donde se discuten las ideas y se genera el conocimiento, pues entonces, se debe poner al descubierto a las corrientes anti intelectual que buscan desmantelar la tradición y reemplazarla por la mera opinión.
Al inicio de este ensayo hice mención de la ilustración expresando nostalgia por lo fructífera que fue esa era. Que decir si nos vamos más atrás en el tiempo, al renacimiento, por ejemplo, que nos dejó el legado de Vivaldi, Bach, Galileo, Leonardo Da Vinci, y que fue el punta pie para la revolución científica de Newton y Kepler. Si nos adentramos más en el tiempo, al interesante periodo medieval, que a pesar de que en el imaginario colectivo sigue la tozuda idea [plasmada por intelectuales 2.0] de que fue un periodo de oscurantismo a pesar de la vasta bibliografía que se ha escrito por grandes pensadores desmontando este mito. Un periodo que nos regaló las universidades tal cual como hoy las conocemos, por citarles uno de los grandes aportes de la Edad Media. Si seguimos y viajamos al periodo antiguo, al periodo de los pensadores clásicos, me atrevería a afirmar que debemos recuperar las enseñanzas de Aristóteles y divulgarlas en los centros de enseñanza, fomentar las ideas que fueron la base de la civilización.
Por ahora me iré a escuchar los Conciertos de Brandeburgo de Johann Sebastián Bach.
[1] Elizabeth Noelle-Neumann. La espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel social. Editorial Paidos. 2010.
[2] Dr. James Tour vs Dave Farina | Are we clueless about the origin of life? #abiogenesis - YouTube
[3] Karl Popper. En busca de un mundo mejor. Editorial Paidos. 1994.
[4] Richard Weaver. Las ideas tienen consecuencias. University of Chicago Press. 1948.
[5] Judith Curry - Wikipedia, la enciclopedia libre Patrick Moore (activista) - Wikipedia, la enciclopedia libre
[6] Thomas Sowell. Intellectuals and society. Perseus Book Group. 2010.
[8] Homepage - Math Equity Toolkit (equitablemath.org)
[9] George Orwell. 1984. Editorial Alma. 2022
Bibliografía adicional:
Douglas Murray. La Guerra contra Occidente. Cómo resistir en la era de la sinrazón. Editorial Planeta Chilena. 2023.
No hay comentarios:
Publicar un comentario